Está claramente demostrado que llevar una vida física activa tiene muchos beneficios para la salud tanto física como psíquicamente y numerosos estudios avalan que existe una relación directa entre la actividad física y la esperanza de vida. El sedentarismo supone un factor de riesgo elevado para el desarrollo de enfermedades graves, sobretodo hablamos de las cardiovasculares, algunas enfermedades crónicas, así como el sobrepeso y la obesidad.
La búsqueda de un estado de bienestar y de una mejor calidad de vida destacan como principales motivaciones a la hora de decantarse por la práctica de ejercicio físico. Es una realidad que todas aquellas personas que realizan cualquier actividad física de forma regular tienen un sentimiento subjetivo de encontrarse mucho mejor que antes de practicarla.
A diferencia de generaciones precedentes, cada vez es menor la edad en la que se instaura el sedentarismo y a medida que nos vamos haciendo adultos, disminuyen las oportunidades de realizar ejercicio físico. Las cifras actuales sobre las personas que realmente alcanzan el mínimo de actividad física recomendada para mantener un óptimo estado de salud, son desalentadoras.
La mayoría de las personas pueden beneficiarse de realizar actividad física de forma regular.
Algunos de los beneficios más evidentes al realizar ejercicio físico son:
- Disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- En los niños, favorecer estos hábitos hace combatir factores como obesidad, colesterol, hipertensión que aumentarán el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.
- Se reduce la tensión arterial en hipertensos. Previene o retrasa la hipertensión arterial en normotensos.
Mejora la digestión y ritmo intestinal. - Reduce los triglicéridos, aumentando el HDL. Reduce la posibilidad de padecer diabetes tipo 2.
- Hace disminuir el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer como el de colon.
- Mejora el control sobre nuestro peso.
- Mejora notablemente la calidad del sueño.
Una actividad moderada ayuda a mantener en forma las articulaciones, muy beneficioso para frenar la artrosis. Mejora la resistencia muscular, incrementando su capacidad funcional.
Se liberan tensiones y ayuda al mejor manejo del estrés. Mejora el estado anímico, el optimismo.
El secreto es saber en qué nivel nos encontramos cada uno de nosotros, el cual podemos ir aumentando progresivamente. Si conocemos esto y no hacemos excesos, evitaremos los posibles problemas derivados de la práctica de actividad física como son las lesiones musculares y óseas.
Pequeños gestos harán que empecemos a coger buenos hábitos, subir escaleras, ir andando a hacer los recados, andar por el parque cercano a casa, por la montaña, por la playa. Todo ello lleno de ventajas, aparte de mejorar nuestro estado físico y mental, fomentando las relaciones sociales y con nuestro entorno.
Infinidad de oportunidades para invertir en calidad de vida, «Dando vida a los años».